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jueves, 17 de diciembre de 2009

LA MUERTE DEL SOL


Un estudio realizado por los expertos del Smithsonian Institution

de Estados Unidos confirmó que la defunción del astro será dentro

de 5.000 millones de años.



A unos 500 años luz de la Tierra, una estrella como nuestro
SOL AGONIZA. Chi Cygni se hinchó hasta convertirse en una
gigante roja de un tamaño capaz de tragarse cualquier planeta
a una distancia como la que separa el Sol de Marte en nuestro sistema.

Además, empezó a emitir pulsaciones latiendo como si se tratase
de un corazón gigante, consignó el diario español ADN.es.

Nuevas fotos en detalle de la superficie de esta lejana estrella
muestran sus movimientos vibratorios con un detalle sin
precedentes.

"Este trabajo abre una ventana al futuro de nuestro SOL a 5.000
millones de años vista, cuando esté cerca del final de su existencia",
explicó Sylvestre Lacour, del Observatorio de París.

Chi Cygni pulsa una vez cada 408 días. En su diámetro más
pequeño de 300 millones de millas, se torna moteada con puntos
brillantes como llamas masivas de plasma caliente enturbiando su
superficie.

Esos puntos son como los gránulos de la superficie de nuestro Sol,
pero mucho más grandes.

A medida que se expande, Cygni se hace más fría y oscura, creciendo
en diámetro hasta los 480 millones de millas, suficente como
para engullir y asar hasta el cinturón de asteroides de nuestro sistema
si se tratase del Sol.

Por primera vez, los astrónomos fotografiaron esos cambios dramáticos
en detalle. Informan de sus hallazgos en el número del 10 de diciembre
de "The Astrophysical Journal".

"Hemos creado esencialmente una animación del pulso de una
estrella a partir de imágenes reales", señaló Latour. "Nuestras
observaciones muestran que la pulsación no sólo es radial", añadió.

Tomar imáganes de estas estrellas variables es extremadamente
difícil por dos razones.

Por un lado, están ocultas por una compacta y densa capa de
polvo y moléculas, y por otra, porque se encuentran muy alejadas
y se muestran muy pequeñas, por lo que es preciso recurrir a
técnicas de interferometría.

Para este trabajo se recurrió al observatorio IOTA
(Infrarrojo-óptico) del Smithsonian Institution, ubicado en el
Monte Hopkins (Arizona).


FUENTE : CANAL 26

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